La caseta blanca tiene una historia familiar detrás especial. Una pareja con 4 hijos solía veranear en Godella, una población en la huerta cercana a València. El padre, después de unos años, adquirió una parcela y construyó una pequeña casa junto a la acequia mayor: la caseta roja. Muchos veranos disfrutó la familia en la casa, pero los hijos crecieron y, con el tiempo, cada vez iban menos. La familia se disgregaba y acabaron vendiéndola. Muchos años después una de las hijas, que acabó viviendo en Godella, vio que la casa estaba en venta, habló con sus hermanos y decidieron hacer una oferta. El anciano dueño tenía una oferta mayor de una promotora, que derribaría la casa y construiría cinco adosados. Cuando llegaron los hermanos, con su oferta y su historia, no lo dudó, pues fue él quien les compró la caseta roja a sus padres y de pensar que volviera, tantos años después, a la familia original le compensaba la oferta menor. La caseta blanca se compone de dos bandas claramente diferenciadas: la banda norte, cerrada, es de servicio y aglutina los núcleos húmedos, presentando una volumetría dentada para posibilitar luces, huecos y privacidad. El techo es más bajo, marcando una línea compositiva a 2.50 y permitiendo todo el desarrollo de instalaciones. En cambio, la banda sur es la de las piezas habitadas, con más altura y abierta a la parcela común y a la caseta roja. La historia sigue, ya hay caseta roja y caseta blanca, veremos que vendrá en el futuro de la familia.